¿Qué Onda?

¡Bienvenidos al juego!

Por: Romy

De la interminable lista de actitudes y circunstancia que existen dentro de nuestros típicos y súper comprobados rituales de cortejo hay uno en especial del que me sorprendo. ¿Por qué los hombres enronquecen su voz?
Sí señores ¡Ustedes siempre lo hacen! No es mi intención cuestionar su virilidad ni mucho menos reírme de tal situación, tan sólo es una observación. Por supuesto que las posibilidades de que jamás notaran tal indiscutible fenómeno son miles, así es que mejor que pongan atención.
No quiero que piensen que odio a los hombres y que, por lo mismo, me aprovecharé de este lugar para ridiculizar cada una de sus conductas porque en realidad no es así: mi sentimiento de enemistad no es desmesurado sino que, compréndanlo, solamente cumple con ser el indispensablemente necesario para una mujer.
Querrán detalles de mi investigación, pero aunque no quiero decepcionar ni a los aludidos con el tema ni a las féminas víctimas de esta casi patología, debo decir que no hay mucha ciencia en el tema.
Amigos, recuerden la última vez que, en público, intentaron hablarle a alguna chica. En algunos casos hubo suerte y el intento valió la pena porque después de varios "perreos" al hilo el DJ iluminó su gran noche con un lento. Regresen el tiempo hasta el instante preciso en el que miraron a la chica y, armados de valor, decidieron que ése sería su blanco. ¿Recuerdan su posición física y su colocación vocal a la hora de decir: "Hola, ¿quieres bailar?". Sean honestos con ustedes mismos y recuerden esa jaranerilla donde esa chica- que con poca luz les quitó el aliento- terminó bailando con ustedes. No quiero robarle el mérito a aquellos que sí se la jugaron bailando convencidos que un buen movimiento les traería el éxito. Sé que aquello es fruto de horas ensayando mentalmente los pasos que infieren -qué connotación les he dado, no?- viendo programillas de TV (sí, lo de "programillas" fue despectivo), pero la verdad es que si al final de la noche te ganaste un beso fue porque hiciste el esfuerzo sobrehumano de unir todas las fuerzas del universo apretando hasta lo más intimo de tu ser por un "Hola, ¿quieres bailar?" que provino de algún oscuro lugar de tu cuerpo donde los tonos de tu voz pueden cambiar como por arte de magia. Claro que eso solamente tú lo sabes.
Mis queridos machos, casi puedo escuchar sus incómodas risitas. Jamás creyeron que lo notaríamos, ¿cierto? Pero déjenme decirles que la decepción es terrible al descubrir , después de varios días, que su "delicada" voz no se parece en nada a aquella rudísima que oímos en esa fiesta donde - gracias a todos los factores ambientales- mantuvieron una telegráfica comunicación.
Amigas mías, las acompaño en este -cómo decirlo- rarísimo sentimiento de verguenza al notar que en más de una ocasión caímos rendidas ante esta invaluable táctica de cortejo. La verdad es que es notablemente gracioso admitir que por un hombre que, por una noche, parecía tener voz de locutor, nuestras hormones revolotearon como locas.
Creo que esta inofensiva plática entre nosotros nos ha dejado insospechadas moralejas que, por supuesto, podrán compartir como secretos para convertirse en inmunes jugadores. No olviden que los puntos se ganan con inteligencia y en esta épica guerra de los sexos no podemos dejar escapar ni el más mínimo detalles. Claro está que este primer punto no lo gana nadie.