Por: Ro!
Viernes en la noche. Mi papá hace zapping, yo intento ver televisión.
- Ro, mañana levantémonos tipo ocho para ir al super.
- ¿Qué? ¿Por qué eres tan alaraco?, es muy temprano.
- Dale, así nos desocupamos rápido de las compras navideñas.
- Bueno, no me queda otra…
Sábado 10 de la mañana
Me encuentro camino al Jumbo. Al salir del estacionamiento me percato que las calles están vacías. No transitan ni las ánimas… por lo menos hasta tres cuadras antes del mall. Parece que todos pensaron lo mismo “vayamos temprano a comprar para que no haya tanta gente”.
Ahora no hay lugar donde dejar el auto. Está todo repleto. Con mi viejo jugamos a que nuestro poder mental va a ser mayor que aquel tumulto y ¡eaa!, nuestro método da resultado. Un espacio nos espera para dejar nuestro vehículo.
Comienza la carrera. Dos madres con sus respectivos carros e hijos colgando de él, nos adelantan, suben a la escalera mecánica y miran a los demás jugadores. La mayoría de ellos vienen acompañados: los hombres con sus esposas, las madres con sus hijos, la abuelita con su enfermera y así sucesivamente. Todos apurados y con ansias de consumismo.
No queremos entrar en el jueguito y decidimos ir a nuestro ritmo.
En un segundo pierdo de vista a mi padre. Veo su espalda que se pierde rápidamente entre las demás y elevando la voz le pregunto a dónde va. Me contesta que por el pavo.
Dios, creo que somos parte del juego.
En un cubículo están los pavos (a todo esto, ¿por qué se come pavo?). Hay por lo menos seis personas que eligen cuál llevar. Lo mismo ocurre donde están las frutas, las verduras, los licores etc. No hay un solo lugar donde no vea manos que se estiran rápidamente en busca de productos.
Es el caos. Ya ni sé donde pararme porque en todos lados soy un estorbo. Me pongo al lado de las piñas y escucho “permiso”, me corro hacia el otro costado y una señora me empuja el trasero con su carro “permiso”, intento caminar para no ir contra la corriente y hasta eso es un desafío.
11 y media
Sigo en el supermercado. Rompí mi record de permanencia en este tipo de recintos.
Ya hemos comprado todo lo necesario e innecesario para la cena, hasta hay un calzoncillo en el carrito.
Fase final: estoy en la cola de la caja pero eso no me alienta a que salga rápido de aquí. Hay más de ocho personas antes que nosotros. Mientras se escuchan villancicos, que a mi gusto son tan chillones que ponen más tensa la situación, la gente mira hacia delante con cara de tristeza o aburrimiento. Escucho por todos lados “qué le podemos regalar a…”.
Después de 20 minutos pagamos y salimos del super.
1,2 ,3 por mí.
Game over
A!!! Casi lo olvido…. Feliz navidad
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