Por: Ro!

Pobres consumidores

Nos engañan. Nos meten el dedo en la boca y no decimos nada. Nos prometen el mejor servicio y producto y nos entregan cualquier porquería que dura exactamente 10 días después de que se venció la garantía. Estos gallos se la saben por libro. La papa es tener una buena campaña de marketing: un publicidad llamativa, un lindo rostro, y un regalito si es que lo compramos dentro próximos 30 minutos, somos los primeros 100 clientes o pagamos en tres cuotas con tarjeta.

No me digan que no les ha pasado. Todos alguna vez hemos caído en la trampa. Mi peor caída fue comprarme el famoso “No-no” esa maquinita que promete dejar cuasi lampiñas a las mujeres. Vil mentira, para lo único que me sirvió fue para perder el tiempo pasándome esa tontera. Por algo ahora están a mitad de precio.

Y no sólo me refiero a este tipo de casos en donde el producto es nuevo en el mercado, sino que también en aquellos que están respaldados por grandes marcas.
En menos de seis meses he comprado tres audífonos para el pendrive. No me duran nada, no me explico cuál es el maltrato que les doy para que no me funcionen.

El otro día estaba acostaba en mi cama, cuando prendí mi televisor y ¡Paf! este explotó. Salieron chispas y todo. ¿Qué onda? Apenas tenía tres años de uso ¿o acaso eso es mucho?

Para más remate, hoy la radio del auto no me funcionó. Ahora no tengo tele, ni radio, lo único que me falta es que la bicicleta del repartidor de diarios se rompa y no tenga ni siquiera el periódico para informarme.


Conclusión: ahora todo lo que adquirimos es temporal. Los productos han bajado considerablemente su calidad y gracias a esto se aseguran que continuemos comprando. Ese es el ciclo, por desgracia no podemos salir de él. ¿o si?