INTERMEZZO : CANTAR HACE BIEN

Por: DUL

Soy una mujer complicada. Es difícil entenderme, aunque crean que es fácil… soy High maintenance, como diría Harry, compleja dentro de mi simplicidad, nada en fácil para mi, soy complicada por esencia…

Por eso es que a veces, y solo a veces, me bajan los ataques chilindrinicos. El último fue el sábado 21 de octubre a un par de horas de mi cumpleaños número 22. Así que pase las 12 con mi mejor amigo control remoto y llorando.

Y aún no entiendo que fue lo que me paso. Debería haber estado tomando mojitos en algún bar, pero en vez de eso, estaba abrazada a mi almohada y si alguien me hablaba, yo rompía en llanto. Los llamados a las 12 fueron patéticos, sollozando daba las gracias.

Y no es que llorara porque me estoy poniendo vieja, si tengo recién 22, tampoco lloraba de emoción, cuando descubra el porque, les cuento…

Desperté bella con los ojos hinchados, dispuesta a pasar un buen día, porque si yo no me hacía el ánimo, nadie lo iba a hacer… y decidí pasar el día con una sonrisa de oreja a oreja, total, sólo un día en la vida cumplo 22 años.

Quizás necesitaba explotar, y fue necesario que lo hiciera esa noche. Quizás la ironía del cumpleaños feliz y mi estado melancólico se conjugaron e hicieron catarsis.

Y ahora estoy bien. Por lo menos creo estarlo…

Y ahora tengo ganas de cantar. Siempre después de una crisis, me dan ganas de cantar. Cantar fuerte y sola.

Cantar me hace bien, me hace feliz, me gusta desafinar cuando debo hacerlo, me gusta sufrir la canción cebolla y llorar la romántica, sandunguera la movida… Hacer segundas voces, gritar bien fuerte.

Cantar es mi placer, y hacerlo sola es mi forma de catarsis.

Por eso, cuando estoy sola, y se que nadie me va a interrumpir, abro mi programa de karaoke y hago mi show. Sin vergüenza de nada ni de nadie.

Cantar pasa la pena, cantar para mi es como el prozac. Un remedio fuerte y que me dopa al máximo.

Si señores, cantar, cantar hace bien. Cantar me hace bien. Afuera los ataques chilindrinicos, adentro el karaoke.

Si como dice Fito, “el mundo cabe en una canción”, el extraño mundo de Dul, lo aplica a la perfección…

Sigamos cantando… lalalalalala ♪