
He vuelto de mi travesía como temporero. Al volver me he dado cuenta que la pensión tiene unos cambios físicos. Mi cama es más alta y la “vieja”, dueña del lugar, junto a otra pensionista me han cambiado el colchón y han sacado bastantes papeles viejos. La pensión se ve más renovada, con otros aires.
Bueno, ya acá instalado en mis aposentos, comienzo a calentar las manos. No tiene nada que ver con Manuela o Estela, sino que doy inicio a un nuevo periodo de escritura con influencias checoslovaquensas, angoleñas, persas y de Sierra Leona.
Para no olvidar
Bueno, ya acá instalado en mis aposentos, comienzo a calentar las manos. No tiene nada que ver con Manuela o Estela, sino que doy inicio a un nuevo periodo de escritura con influencias checoslovaquensas, angoleñas, persas y de Sierra Leona.
Para no olvidar
F
Con hambre y ganas de dormir volvía de la pega. Hacía frío y nada ni nadie se movía por las calles, solo el ruido de mi bicicleta me acompañaba. En Bilbao con Antonio Varas paré a tomar algo. Ahí me encontré con ellos, con aquella pareja: la motivación y el desapego. Se veían contentos y no paraban de mirarse con cariño y amor.
Con hambre y ganas de dormir volvía de la pega. Hacía frío y nada ni nadie se movía por las calles, solo el ruido de mi bicicleta me acompañaba. En Bilbao con Antonio Varas paré a tomar algo. Ahí me encontré con ellos, con aquella pareja: la motivación y el desapego. Se veían contentos y no paraban de mirarse con cariño y amor.
Al acercarme a la caja a pagar, ellos me preguntaron que qué hacia tan tarde y solo, a lo que respondí que venia del trabajo. En ese minuto me preguntaron si tenía unos minutos para hablar un poco antes de que cada uno partiera a su destino. ¿Qué creen?
Me quedé con ellos en una de las mesas. Ahí me contaron que el último mes habían vivido una crisis, que estuvieron a punto de romper toda relación, pero que por esas cosas que sólo se entienden y se pueden explicar si se viven, pudieron seguir sin complicaciones. La charla que partió a las 5:20 AM, terminó 75 minutos más tarde.
De ahí que crisis, según ellos y varios textos, viene de “crecer”, de poder darnos cuenta de errores o aciertos y de qué queremos, de poder avanzar, pese a que esos pasos causen dolor y sufrimiento en algunas ocasiones.
Desde ese día no los he vuelto a ver, sólo sé, según el cajero de la noche, que pasaron el otro día a tomar un café a las 5:20 de la mañana y que se les notaba amor hasta en sus pasos.
Ahí recordé lo último que me dijeron esa noche. Que se irían a recorrer el Sur, que se dedicarían a hacer bien su pega por un tiempo. Ella iría a seguir motivando a los que han dejado de hacer cosas, a los que han dejado de visitar y salir con amigos, a mantener el esfuerzo que realizan otros. Y él por su parte se ocuparía de demostrarle a los desapegados que el dejar algunas cosas de lado por un tiempo, no significa que ya no volverás o que se terminó, sino que es necesario tener ese espacio para “hacer nada o para hacerlo todo”, para encontrar a “ese niño interior” que se pierde entre tanto que hacemos u obligación que tomamos.
Por eso recordé casos críticos, donde las penas, rabias o hechos desagradables que han causado crisis en amigos, han tenido un final más que feliz, donde el crecimiento, el liberarse, el encontrarse con creencias nuevas (como dice Diego: “el pulento de arriba”), conocer gente, modos y estilos de vida van haciendo que peguemos un salto.
Dedicado a mi mejor amigo y a nuestras vacaciones
Kevin Johansen – No seas insegura
Me quedé con ellos en una de las mesas. Ahí me contaron que el último mes habían vivido una crisis, que estuvieron a punto de romper toda relación, pero que por esas cosas que sólo se entienden y se pueden explicar si se viven, pudieron seguir sin complicaciones. La charla que partió a las 5:20 AM, terminó 75 minutos más tarde.
De ahí que crisis, según ellos y varios textos, viene de “crecer”, de poder darnos cuenta de errores o aciertos y de qué queremos, de poder avanzar, pese a que esos pasos causen dolor y sufrimiento en algunas ocasiones.
Desde ese día no los he vuelto a ver, sólo sé, según el cajero de la noche, que pasaron el otro día a tomar un café a las 5:20 de la mañana y que se les notaba amor hasta en sus pasos.
Ahí recordé lo último que me dijeron esa noche. Que se irían a recorrer el Sur, que se dedicarían a hacer bien su pega por un tiempo. Ella iría a seguir motivando a los que han dejado de hacer cosas, a los que han dejado de visitar y salir con amigos, a mantener el esfuerzo que realizan otros. Y él por su parte se ocuparía de demostrarle a los desapegados que el dejar algunas cosas de lado por un tiempo, no significa que ya no volverás o que se terminó, sino que es necesario tener ese espacio para “hacer nada o para hacerlo todo”, para encontrar a “ese niño interior” que se pierde entre tanto que hacemos u obligación que tomamos.
Por eso recordé casos críticos, donde las penas, rabias o hechos desagradables que han causado crisis en amigos, han tenido un final más que feliz, donde el crecimiento, el liberarse, el encontrarse con creencias nuevas (como dice Diego: “el pulento de arriba”), conocer gente, modos y estilos de vida van haciendo que peguemos un salto.
Dedicado a mi mejor amigo y a nuestras vacaciones
Kevin Johansen – No seas insegura
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