
Por: RO!
Celular – ulular
Los escucho por todas partes. En el metro, en la micro, en la U y en la zona de urgencias de un hospital. Los escucho monofónicos y polifónicos. Los escucho hablar, ladrar y maullar, los siento vibrar y reclamar ¡contéstame!.
A veces ni siquiera suenan y yo los oigo. Y creo no ser la única maniática que piensa que estos aparatitos telefónicos se han inmiscuido tanto en la vida de nosotros que pareciera ser necesario tener uno de ellos.
Existe una industria enorme detrás de los celulares. Los han transformado en juegos, navegadores en internet, cámaras fotográficas y hasta grabadoras de videos. Los ocupamos como despertadores, calculadoras, alarmas y agenda telefónica. De hecho cuando nos roban o perdemos el celular, se llevan consigo todos nuestros registros y es ahí cuando nos damos cuenta que ni siquiera nos sabemos el número de la casa.
Hace un par de días vi un informe de la Far East University que en nombre del Ministerio de Comunicaciones de Corea del Sur, entrevistó a 1.100 usuarios de telefonía móvil. Los resultados mostraron que existe un grado de adicción en los jóvenes coreanos hacia los celulares. Algunos de los datos son los siguientes:
El 40% envía más de 1000 mensajes de texto al mes, y un porcentaje similar señala que envía y recibe SMS o juega mientras está en clases.
Un 15% se rehúsa a olvidarse del teléfono incluso cuando se bañan
El 40% de los coreanos usan juegos móviles e incluso algunos jóvenes usan dos aparatos, uno para hablar y mandar mensajes y otro para jugar. Además, un tercio de los encuestados reportaron alucinaciones auditivas, escuchan sonar el timbre del celular cuando realmente no es así.
Qué les parece, realmente este informe me resulta jocoso. Con suerte envío dos mensajes a la semana, a lo más tres, mientras que una gran parte de los jóvenes coreanos envían un promedio de 33.3 mensajes al día.
En mi caso no soy muy dependiente del celular, de hecho muchas veces lo dejo olvidado en mi casa, lo apago o se descarga la batería. Así que si no les contesto no piensen que lo hago a propósito, sólo intento ser un poco más libre y misteriosa, ¡jejeje! odio que me pregunten donde estoy.
Celular – ulular
Los escucho por todas partes. En el metro, en la micro, en la U y en la zona de urgencias de un hospital. Los escucho monofónicos y polifónicos. Los escucho hablar, ladrar y maullar, los siento vibrar y reclamar ¡contéstame!.
A veces ni siquiera suenan y yo los oigo. Y creo no ser la única maniática que piensa que estos aparatitos telefónicos se han inmiscuido tanto en la vida de nosotros que pareciera ser necesario tener uno de ellos.
Existe una industria enorme detrás de los celulares. Los han transformado en juegos, navegadores en internet, cámaras fotográficas y hasta grabadoras de videos. Los ocupamos como despertadores, calculadoras, alarmas y agenda telefónica. De hecho cuando nos roban o perdemos el celular, se llevan consigo todos nuestros registros y es ahí cuando nos damos cuenta que ni siquiera nos sabemos el número de la casa.
Hace un par de días vi un informe de la Far East University que en nombre del Ministerio de Comunicaciones de Corea del Sur, entrevistó a 1.100 usuarios de telefonía móvil. Los resultados mostraron que existe un grado de adicción en los jóvenes coreanos hacia los celulares. Algunos de los datos son los siguientes:
El 40% envía más de 1000 mensajes de texto al mes, y un porcentaje similar señala que envía y recibe SMS o juega mientras está en clases.
Un 15% se rehúsa a olvidarse del teléfono incluso cuando se bañan
El 40% de los coreanos usan juegos móviles e incluso algunos jóvenes usan dos aparatos, uno para hablar y mandar mensajes y otro para jugar. Además, un tercio de los encuestados reportaron alucinaciones auditivas, escuchan sonar el timbre del celular cuando realmente no es así.
Qué les parece, realmente este informe me resulta jocoso. Con suerte envío dos mensajes a la semana, a lo más tres, mientras que una gran parte de los jóvenes coreanos envían un promedio de 33.3 mensajes al día.
En mi caso no soy muy dependiente del celular, de hecho muchas veces lo dejo olvidado en mi casa, lo apago o se descarga la batería. Así que si no les contesto no piensen que lo hago a propósito, sólo intento ser un poco más libre y misteriosa, ¡jejeje! odio que me pregunten donde estoy.
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2 Vómitos:
yo no puedo vivir si celular.
y la verdad es que no suena mucho, pero igual.
Es mi reloj, mi despertador y mi calendario.
Rindo tributo al Dios Celular!
saludos Ro!
Según un amigo, los celulares son las nuevas cadenas virtuales que te compran los padres para saber qué, cómo, dónde, con quién, cuándo y por qué estás haciendo o no tal o cual cosa... para no dejarte hacer ni ser.
Yo tengo uno, pero no me muero si no lo traigo conmigo. Es algo que ayuda, pero que no dependo.
F
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