
Mi alma gemela
Ro
Tengo una amiga peluda. Se llama Blanca y tiene una chasquilla naturalmente levantada al más puro estilo de los 90.
Nos conocemos hace 12 años y ella no ha cambiado nada. Sigue llorona y mal genio y bueno, dicen que se parece a mí. No lo niego tenemos varias cosas en común. Nos enojamos con facilidad, nos vamos sin que nos echen y volvemos sin que nos llamen, pasamos piola por cualquier lado gracias a que somos sigilosas y ante el peligro salimos corriendo.
Cada vez que tenemos tiempo libre dormimos, no importa qué hora sea, caemos rendidas a los brazos de Morfeo.
Sólo hay algo que nos diferencia... ella ladra y muy fuerte.
Ahora pensarán que estoy media rallada. Bueno, no importa, yo seguiré pensando que Blanca es mi alma gemela en versión perruna.
A veces me pregunto si ella me encontró a mí o yo la encontré a ella el año 94 cuando tan sólo era una bolita diminuta de pelos. Me miró con carita de ¡por fa, llévame que tengo frío! Y yo no pude negarme ante esa petición.
Así es como llegó a mi casa llena de parásitos y pulgas que rápidamente eliminamos. Ahora tiene su cama y un lugar importante en mi hogar. Es la guardiana y defensora de las causas perdidas. No admite peleas, se enfurece y muerde al que las provoca. Según mi papá es un pastor alemán disfrazado. Es pequeña pero cree ser grande.
Sé que hay gente que no lo comprende, pero los animales, mascotas o como le quieran llamar, se vuelven parte de la familia y cuando no están, si que los extrañamos. Yo a Blanca sí que la extraño y mucho. Ella está en Punta Arenas, a tres mil y tantos quilómetros de Santiago y a veces me parece escucharla ladrar.
Vivo acordándome de ella a cada rato, cuando encuentro un hueso, voy a un asado, veo un perrito o en la TV dan la publicidad de los raperros de Lipigas.
Sé que hay gente que no lo comprende, pero los animales, mascotas o como le quieran llamar, se vuelven parte de la familia y cuando no están, si que los extrañamos. Yo a Blanca sí que la extraño y mucho. Ella está en Punta Arenas, a tres mil y tantos quilómetros de Santiago y a veces me parece escucharla ladrar.
Vivo acordándome de ella a cada rato, cuando encuentro un hueso, voy a un asado, veo un perrito o en la TV dan la publicidad de los raperros de Lipigas.
Los que tienen amigos gatunos, perrunos o cualquier animalito me entenderán.
¡mejores amigos que ellos no encontrarán!
¡mejores amigos que ellos no encontrarán!
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2 Vómitos:
No existe nada más rico que tener una mascota.
Personalmente prefiero a los gatos.
Saludos
La entiendo
yo tengo un gato
y creo que a veces los animales
son más personas que los mismos seres humanos...
Besos***me gusto el blog
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