El Diablo es mi Copiloto

Carta abierta a Vivianne Blanlot, ministra de Defensa de Chile:

Señora ministra:

He escuchado, visto y leído con atención sus declaraciones desde Haití, donde se encuentra alabando el trabajo de las tropas chilenas en ese país.

Con el fin de ayudar a lograr y consolidar el orden en el país más pobre de América Latina, Chile envió continente militar en 2004, siendo ministra de su cartera, la hoy Presidenta, Michelle Bachelet.

Bien. Estoy de acuerdo con esa medida. Si se puede, se hace.

También concuerdo con usted en mantener la labor de las tropas nacionales en Haití, pues el trabajo que queda es mucho todavía, sobretodo pensando en que recién ayer asumió el nuevo Presidente democráticamente elegido.

Lo que no puedo aceptar, señora ministra, es olvidar, o quizás no conocer la realidad diaria de su propio país.

El viernes 12 pasado, usted declaró a la prensa la siguiente frase: "Me parece que, siendo un país que no sabe qué hacer con los excedentes del cobre, seguir trabajando para ayudar a los países que lo necesitan sería un acto justo".

Con todo el respeto que me merece, ministra Blanlot, cómo se le nota lo economista. Ahí me doy cuenta el porqué fue directora de Banco Estado. Claro, así como todos los de su tipo, no conocen cómo viven millones de chilenos.

¿Sabe acaso que cada fin de semana hay gente que vende su ropa usada y cualquier cosa en la feria? ¿Tiene idea de lo que es vivir con 130 mil pesos, tomando en cuenta que sólo en locomoción al mes una persona gasta $30 mil y más? ¿Con cuántas personas se ha topado en la esquina pidiendo dinero o haciendo algún tipo de show para generar algún ingreso? Ministra, ¿sabe algo de los niños que pierden las escolaridad simplemente porque no tienen para comprarse cuadernos y un lápiz?

Usted claramente no es culpable de esta situación, pero tampoco puede permitirse decir tal barbaridad de cosas. Digale a la Presidenta que hay tantos hoyos por tapar en las calles. Dígale que el TranSantiago no funciona. Dígale que nos ahogamos con el smog. Dígale que, sin justificar esos actos, los estudiantes seguirán causando esos lamentables hechos si es que no se mejora el sistema educativo y sus beneficios. Por favor, pídale que vaya a los colegios que hacen clases en un gimnasio porque todavía no termina la construcción del establecimiento.

Dígale. Hay tantas cosas por hacer. Chile también es pobre. Su gente es pobre.

Lamento decirle esto, pero no puedo aguantarme la rabia de escucharla decir que sería bueno usar la plata del cobre para ayudar a países pobres.

No quiero sonar egoísta, pero ¿no le parece a usted que hay gente en Chile que necesita tanto como el pueblo haitiano?

Comprendo que usted no tiene nada que ver con estas vicisitudes, pero a alguien hay que echarle la culpa.

Atentamente, Hans Lagos B. (HL)