Pasillo 6

Por: Fernanda

Mientras prendía el cigarro pensaba en que aún me faltaba ir al supermercado.
Odio el supermercado, sus productos perfectamente ordenados, el frío intenso que siento cada vez que paso por esos congeladores gigantes y esa música casi imperceptible, pero que me causa esa extraña molestia de sentir que estoy siendo drogada.
De pronto, ahí estabas tú. No habías cambiado casi nada, podía reconocer ese maldito tic de morderse los labios en cualquier lado. Sólo tu hacías ese gesto de manera tan molesta para mi.
¿Cuánto tiempo había pasado?. Ya casi no recuerdo esa vez que nos despedimos...mentira, cada vez que lo recuerdo me duele.
Eras mi mejor amiga y luego nuestras decisiones y rumbos en la vida nos separaron.
No quiero pensar más allá si fue correcto o no, si luchamos por nosotras, incluso si realmente era importante el porqué peleábamos.
Nunca tuvimos una gran discusión final, nuestras personalidades no lo habrían permitido.
Al principio conversábamos menos, luego simplemente nos veíamos en alguna fiesta y después... te encontré antes de entrar al supermercado. Mi única distracción en el momento era qué cereal comprarle a mi hijo Matías, ahora no comprendo como llegué a este futuro sin ti.

Siento mis huesos congelados y creo que me terminé el cigarro antes del tiempo normal.
¿Me habrá visto?. Qué inmadurez, fuimos amigas, quiero saber que es de su vida, ella marcó etapas y yo dejé cicatrices en ella.

- Javiera?. Como estás? Tanto tiempo...te invito a un café, lo quiero saber todo...no te preocupes, tengo todo el tiempo del mundo.
Mentira, tú no eres así. Te da terror acercarte y darte cuenta todo lo que te perdiste...

Mientras prendo mi segundo cigarro observo cómo ella dobla la esquina y yo sigo aquí, imaginando lo que pudo ser.
Cruzo la calle y entro al supermercado, esperando que esa molesta y casi insonora música rellene mis tímpanos, entumezca mi cuerpo y me haga olvidar que hace cinco minutos pensé en algo más que la nueva marca de cereal para mi hijo.