DAME TIEMPO

Por: HL

Esa dolorosa frase que seguramente muchos han escuchado a lo largo de sus vidas. La que nunca deseamos oír. O la que tal vez otras veces dijimos... dame tiempo.

Terrorífico.

El punto en cuestión es si efectivamente ese "tiempo" logra dar con el objetivo de "analizar cosas, pensar en ti, replantearme lo que quiero", etc.

Comencemos por parte. Es cierto que una relación de pareja se desgasta con el tiempo, independientemente del carácter de las personas, finalmente todo a larga se hace molesto y, en muchas ocasiones, aburrido. ¿Qué se hace comúnmente? Se recurre a este sistema de "separación convenida", en la cual se está juntos, pero no.

Las peleas continuas son, en la mayoría de los casos, los detonantes principales de todo quiebre en la relación. Se infiere, de hecho, que las causas de las peleas son siempre las mismas: celos, rutina, problemas con familiares de la pareja, trabajo, poca dedicación, entre otros.

Pero, y he aquí lo dramático del tema, ¿qué pasa cuando ese tiempo es pedido para aclarar una confusión? ¿Cómo debemos actuar cuando nuestra pareja nos dice que quiere aclarar sus sentimientos?

No hay peor forma de saberlo que estando in situ en el caso. Comenzamos a meditar nuestros actos, a reconocer errores y descubrir que se pudo haber evitado tamaña situación.

Y ¿cuánto afecta esto a nuestra autoestima? Saber que están decidiendo entre uno y otra persona... ¿lloramos, luchamos, o nos damos la vuelta para irnos con el sol cuando llega la tarde?

Para aquella persona que tiene un bajo amor propio, lo más conveniente resultaría la última opción, en circunstancias que su reacción será probablemente la primera. Y lo peor es, cuando eligen a la otra persona. Allí comienza el proceso de espera, de lucha interna y de sufrimiento extremo, obviamente, con la esperanza de que alguna vez el gran amor vuelva a los brazos con un anillo bajo el brazo.

Dame tiempo... ¿Sirve? Sirve. ¿Cambia algo? Sí. Para bien o para mal. Pero cambia.

Y ojo, que los tiempos deben ser muy bien pensados, puesto que después, la persona a la que le pediste el tiempo, lo aprovechó y ya está jugando al amor con otro corazón. Por ir por lana, saliste trasquilado.