Despierta!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

por: Romi

Soñé que era Vampiro.

Hoy escribiré sobre los sueños más estúpidos que he tenido. Quizás no estúpidos, pero sí raros en un rango máximo. Por favor! No crean que soy una demente, que soy una desequilibrada. Está bien, puede que tenga voces en mi cabeza, que tenga complejo de superhéroe, pero además de aquellas secretas sensaciones de felicidad soy una chica casi casi normal.

-- Continúo --. Soñé que era un vampiro. NO una vampireza, ni una bella dama de la oscuridad, ni siquiera una aprendiz: era un vampiro, un niño vampiro, un vampiro lolero con zapatillas y estilo. Los detalles escabrosos o las escenas emblemáticas del sueño no las contaré porque podrían dejar ver cómo funciona mi subconsciente y ese es un secreto que ni yo me atrevo a revelar, pero lo que sí quiero decir es ¿Cómo diablos alguien puede soñar que es un Vampiro taquillero?

Entonces me deprimo- aunque primero río y río sin parar- y cuestiono lo poco adulta que es mi cabeza por soñar semejante cosa, porque eso son los sueños: manifestaciones de los deseos más profundos. Yo me pregunto ¿Mi sueño más profundo es ser un Vampiro? Pero Cómo!!!! Ni siquiera es ser una bella Vampireza come hombres: ¿Quiero ser un vampiro adolescente?

Y mientras escribía mi sueño -porque también tengo un cuaderno para escribirlos- recordé otros de los sueños más raros de la vida: fui un pescado. Sí señores! Eso si que no era lindo pececito de color nadando por el océano azul, era un pescado, una caricatura de pescado más bien dicho, en un bote de basura. Y, si mal no lo recuerdo, también cantaba. Tampoco recopilaré detalles del caricaturesco sueño, con sólo contarlo ya me siento lo suficientemente estúpida.
En el 2001 soñé que era una estatua. Eso también fue muy extraño porque era como que estaba disfrazada de estatua y la gente no se daba cuenta. Es más, según mi bitácora de sueños, era algo así como “El Nacimiento de Venus” en pleno patio de mi colegio (en el 2001 aún estaba en el colegio), pero que nadie veía.

Menos satírico, pero igual de raro fue cuando soñé que era sepulturera. Sí! Muy pálida (más de lo normal) y con los característicos sombreros de aquellos personajes del programa de la VIVI. La diferencia es que de verdad trabajaba en el cementerio desempolvando huesitos. No era tétrico, pero sí chistoso. Quizás ese sí es un deseo de ultra tumba, todo puede ser, no?

También he soñado con cosas lindas: escenarios de extensos jardines, caballos en todas partes (y eso que no me gustan mucho los caballos), nubes, guapos y desconocidos príncipes, castillos, paisajes de postales, incluso algunos sueños han tenido música de fondo. A pesar de este enorme y variado bagaje de aventuras, el sueño más increíble de todos fue haber conversado con mi abuelo mientras completábamos un puzzle. La verdad es que aún no sé muy bien si fue un sueño.

No tengo mucho más que aportar, sólo decir que mi cuadernito de sueños guarda las más inimaginables cosas que, realmente, casi me hacen sonrojar, lo que ya es mucho decir, que quede claro. De todas formas agradezco haberlo creado, mejor aún, haberlo conservado. Más que mal los sueños dicen mucho: delatan lo que no queremos aceptar acerca de nosotros, muestran lo que ni sabemos que existe, incluso esconden lo que nos hace más infantiles porque retratan pedazos de felicidad en un extraño estado.

Últimamente he soñado mucho despierta, últimamente he sentido que estoy viviendo en algo que no es muy real, pero que me hace sonreír más de la cuenta.

Soñar alivia corazones, no?