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A colgar los tatos

Hace unos minutos la selección chilena de hockey patín femenino se coronó campeona mundial, la roja de "todos" le ganó a Perú con dos golazos del "Mati", en Chilevisión están pasando Corazón Valiente y en mi cabeza pasa un desgano de aquellos.

Sí, debo reconocerlo, no estoy en mi etapa de pubertad ni con crisis de pánico.

Puede ser la rutina de hacerlo siempre, o de estar cansado de no hacer otra cosa, no sé. Pero lo seguro es que ya no siento las mismas ganas de jugar, ese sentimiento que me hacia comenzar un partido con ganas y que ese no terminara, que durara más de 90 minutos. Hoy las cosas no son así, ya no quiero entrar, quiero que se termine luego, es como una lata o problema el entrar a jugar. Miren lo que digo: que jugar se me ha convertido una lata. Lo sé, debo estar muy perdido. Pero lo peor es que no sé cómo encontrarme.

Es como una pesadilla. Lo que más te gusta hacer ahora se transformó en algo "malo". No se trata de hacer lo que te gusta, sino que te guste lo que haces. Bueno, eso ahora no ocurre.

Me parece que he caído en la rutina de jugar. Siempre es lo mismo. Llego y me cambio. Una vez listo comenzamos a trotar, de ahí elongamos y hacemos algún trabajo que se le ocurra al profesor y de ahí a jugar.

Bueno, ahí comienzan los golpes, los gritos de algunos a otros, las puteadas de otro, que un compañero llegó tarde a la pelota y te dejó los toperoles marcado en la canilla, etc... por último elongas y te vas a las duchas a relajar y a dejar que el dolor y cansancio de aleje de a poco. Una vez ahí miras los moretones y la sangre, y piensas en ese jugo o leche chocolatada heladita que está esperando por ti en el Pronto Copec de Bilbao con Antonio Varas que tomarás con tu amigo.
Tiene bueno y malo, pero sigue siendo una rutina.

Ya no me dan ganas de exigirme más, de competir más, de seguir con ello. Pese a que comparto con amigos y gente que me agrada, pero el hecho de jugar en una cancha ya no es lo mismo que antes. Quizás ya agoté el tiempo dedicado al fútbol para el 06, pero sé que aún hay compromisos que no puedo abandonar.

Andrés Calamaro - Loco